martes, 20 de mayo de 2014

Experimentar, las patatas en sus diferentes estados




Los niños y niñas tienen todo un mundo por descubrir. Ofrecerles materiales para que los toquen, los chupen, los tiren, los aprieten, los huelan, y en todo caso los sientan es una forma de aprender de forma lúdica con la que los niños y niñas disfrutan mucho.

La selección de eses materiales dependerá sobre todo de aquello que busquemos, nuestros objetivos, lo que queramos potenciar. 

Lo más importante, ante todo, es la seguridad, una vez comprobado que ese objeto/material no supone ningún peligro, podemos continuar.

El tacto de ciertos materiales puede no resultarles agradable, en ese caso no se forzará a manipularlo, ya tendrá más oportunidades de probarlo de nuevo en otra ocasión.

La estimulación sensorial se basa en ello, es tan curioso observar sus reacciones como extraño para ellos experimentarlas.

Por ejemplo, si le ofrecemos unas patatas crudas: Podrán observar su forma, su peso, su humedad, su consistencia, su olor, y como ruedan!...

Crudas peladas: siguen pesando y manteniendo esa forma tan característica, pero ahora son más suaves, escurridizas, húmedas y huelen más.

Cocidas, con y/o sin piel, frias o calientes: Las sensaciones variarán, podrán probarlas si lo desean, tocarlas con las manos, apretarlas y observar su consistencia y que son blanditas y se les deshacen entre las manos (transformación de la materia) y su olor también ha cambiado, ya no rueda.. (lo que puede ser una decepción para algunos)

Si les ofrecemos patata para comer después de conocer el alimento, puede ser una ayuda para eses niños y niñas a los que les cuesta un poquito más la introducción de alimentos sólidos por ejemplo, así que, ¿por qué no probar haciéndole un volcán de puré? y la lava puede ser un poco de tomate o salsa (siempre adaptada a su edad)

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